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Un cabo socorre a una familia cuando se incendiaba su vivienda

miércoles 31 de octubre de 2018

Número: 6960

En Paterna (Valencia)

Fotografía oficial del cabo Sabater

Fotografía oficial del cabo Sabater

La madrugada del 25 de octubre las luces estaban apagadas en casa del cabo Sabater, donde reside en Paterna (Valencia). La jornada había terminado y estaba descansando cuando a las 0:15 horas su pareja le despertó, alarmada por el humo que se había colado en la habitación. Desde fuera se oían los gritos de los vecinos que gritaban “¡fuego!”, así que se dirigió a la ventana de la galería con la intención de ventilar el inmueble. Vio que los adultos y niños que vivían en el primer piso se estaban lanzando desde sus balcones para huir de las llamas. De repente, escuchó unos gritos procedentes de otro lugar: la vecina del piso de enfrente estaba sufriendo un ataque de pánico porque el incendio se había originado en su casa. Inmediatamente, acudió al piso de al lado, consciente de que era una familia con dos niñas que podían estar sufriendo los efectos de la inhalación de humo.

“Intenté cruzar y cuando abrí la puerta del rellano tuve que volver por la cantidad de humo que había”, cuenta el cabo. Así, mojó su camiseta y se la colocó en las vías respiratorias para poder atravesar la gran humareda, que le impedía ver. Ayudado por la luz de una linterna, el militar –destinado en el Regimiento de Defensa NBQ “Valencia” nº 1– entró en la vivienda con la intención de rescatar lo más rápido posible a las pequeñas. “Me salió por instinto”, asegura. Una de las pequeñas, de siete años, se encontraba en la cama con el rostro tapado, por lo que el cabo Sabater le colocó la camiseta para que pudiera respirar.

En el pasillo, se encontró con el padre, que estaba muy desorientado, y con la hija menor, de cinco años, a quien el cabo cogió en brazos. Además, los dos adultos agarraron a la otra niña para dirigirse hacia el balcón, donde se encontraba la madre. El fuego en su vivienda se había producido por un cortocircuito.

Al residir en un cuarto piso, tanto él como el resto de vecinos tuvieron que aguardar en sus casas hasta las tres de la mañana para que los Bomberos asegurasen el edificio y les pudieran desalojar. Para el cabo, lo peor fue no saber qué sucedía, “no teníamos información y yo usé la lógica para socorrer a la familia”. Los servicios de emergencias atendieron a dos personas por intoxicación de humo, aunque Sabater cuenta que al día siguiente también varios vecinos acudieron al hospital.