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miércoles 28 de mayo de 2014

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Quinto Recital Poético en la sede central del MADOC en Granada.

Foto MADOC

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El miércoles día 28 de mayo a las 20,00 horas tuvo lugar, en el claustro renacentista de Capitanía sede central del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC), la quinta edición del recital poético de primavera. En años anteriores miembros de la sociedad y de las instituciones granadinas recitaron versos de nuestros clásicos, adornados con intervenciones musicales. Para esta ocasión se quiso dar oportunidad a nuevos poetas publicando por añadidura, en colaboración con la Universidad de Granada, una obra con sus textos. Como argumento para este año se ha elegido la exaltación de los valores de la convivencia que España simboliza.

El acto estuvo presidido por el Teniente General Jefe del MADOC, el Alcalde de Granada José Torres Hurtado, la Vicerrectora de la Universidad de Granada Maria Elena Martín Vivaldi, entre otras autoridades y Generales del MADOC.

Los seis poetas y en cuya selección colaboró estrechamente Antonio Carvajal Milena, premio nacional de poesía, fueron: José Cabrera Martos, Juan Carlos Friebe, José Antonio García Aguilera, José Antonio Ramírez Milena, Manuel Salinas y Juan Ramón Torregrosa.

Como muestra de la calidad de las obras recitadas que fueron muy aplaudidas por el público asistente, destacamos el poema Sic transit gloria de Juan Carlos Friebe que simula el último verso de Francisco de Quevedo:

Velad mis ojos ya, piadosas manos, brindad descanso a mi mirada entera hastiada de este mundo de villanos donde poca verdad fue verdadera. Vieron medrar noblezas en la corte con favores de alcurnias y de alcoba, que el buz servil adula al regio porte el vil vellón con reverencia y coba. Vieron caer magnánimos virreyes en conjuras de frailes ambiciosos, que amparan las coronas con sus leyes perjurios de sotana deshonrosos. Vieron mentir a reyes y a validos, morir de calabozo al grande Osuna que pagan las Españas con olvidos gestas, como traiciones con fortuna. Tal vez tampoco fui mucho mejor, que al cabo el hombre es carne y es pecado, pero yerros que nacen del Amor bastan a hacer a un hombre un desgraciado; llevaron penitencia en su flaqueza, que los besos se pagan con calvario y en esto Amor, en toda su grandeza, entre espinas y cuentas, es rosario. Mas si yerros trocaron en envidias para forjar puñales traicioneros y dagas bajo capa para insidias hará buen caldo Pedro en su caldero, que quien a hierro mata a fuego muere si mal promete espada la sentencia, y cantará a Botero el miserere: y habrá responso empero no clemencia. Ni fui mejor ni busco alguna iguala que valga en quita de mi propio duelo, ni confesado de ello en su antesala mi muerte esquivo o hallaré consuelo por más que Dios, mi patria y mi poesía tras cada paso mío allí anduvieran. Fui pagado con fe, y cicatería. De los versos cobré que me tundieran aunque ni argolla ni dogal ni acero me hicieran manso preso o can o esclavo, y siendo vanidad, pues todo es huero, no antepuse a mi verbo ni un ochavo. De cuanto debo a Dios explicación me encargue yo. Pagada a España a escote dejo con mi vergüenza y mi prisión y este llanto que lego de estrambote: la gloria la alcancé con dos sonetos. De lo demás dirá, si ha, la Historia, que a ella fuimos todos bien sujetos tal que asnos a palo y zanahoria. Si los dioses a Aquiles dieron sóleo para volverle frágil a la flecha a mi muerte uncirán con santo óleo mi orgullo a mi figura contrahecha, que de ese pie cojea aún mi ansia fatal, y no hube suerte con tal tarso. ¡Voto a tal que de Salas no es el Tarsia, que en siendo Roma saqueara el marso! Vienen mis días a acabarse aquí. Velad mis ojos y que ciego vea el acabarse el mundo en que viví, de baja estofa y de peor ralea. Velad mis ojos, manos compasivas, rezad quedos por mí, labios devotos, por mi alma alzad las pías rogativas y expíe con mi mal mis alborotos. Tuve en Ginés la pila por burlón, por austero Domingo preste el nicho, santos varones de mi devoción que en esto el cielo hasta me dio capricho.

Además, esta lectura de poemas fue amenizada con canciones originales de Héctor Eliel Márquez sobre textos de poetas granadinos. Estas  canciones fueron interpretadas al piano por el propio autor y acompañadas por el tenor Román Barceló.

El recital, desarrollado con un frío impropio de esta época del año, estuvo orientado, como todas las actividades culturales del MADOC, hacia los granadinos; por eso la entrada al recinto de Capitanía  fue libre y gratuita completándose un aforo de 250 personas.