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La suma que mas suma

lunes 12 de diciembre de 2016

Número: 38

El Mando de Operaciones Especiales impulsa el concepto de empleo de Fuerzas de Apoyo en su ejercicio más importante del año, a cuya culminación asiste el Rey Felipe VI

Las unidades de Operaciones Especiales tienen asignadas misiones específicas que, en ocasiones, requieren de determinados apoyos para llevarse a cabo. A pesar de que los equipos operativos del Mando de Operaciones Especiales (MOE) son bastante autónomos en sus intervenciones, el contar con otras unidades para que les proporcionen dicha asistencia les permite centrarse única y exclusivamente en la acción y les libera de esta faceta. Las unidades que dan estos apoyos son lo que se denominan Fuerzas de Apoyo a Operaciones Especiales, encargadas de «completar las capacidades del MOE», explica el comandante Pérez Martín, jefe de la sección de Planes del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) III.

Equipo operativo infiltrándose desde un Chinook

Equipo operativo infiltrándose desde un Chinook

Balsa almacenamiento agua

Ejecución de salto paracaidista

Unos de los que más experiencia tienen en Operaciones Especiales son las tripulaciones de los helicópteros, ya que tienen capacidad para constituir Unidades Tácticas de Operaciones Especiales de Ala Rotatoria, con las que se coordinan infiltraciones y extracciones.

La potenciación de este concepto y de esta forma de operar es algo en lo que el Ejército lleva tiempo trabajando, a través del MOE, y que con la ejecución del “Empecinado” está un paso más cerca de que sea una realidad. La edición de este año del ejercicio más importante de este Mando, y en el que participan todas sus unidades, ha reunido a casi el mismo número de “boinas verdes” que de personal de Fuerzas de Apoyo, procedentes de unidades como la Brigada Paracaidista, la Brigada de la Legión, la “Galicia” VII, la Brigada “Canarias” XVI, las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, los Regimientos de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº 12, de Guerra Electrónica nº 31, de Defensa NBQ, del Batallón de Policía Militar o del Centro Cinológico de la Defensa. En total, cerca de 850 militares desplegados en Alicante, Valencia, Fuerteventura y León, y con operaciones repartidas por más de una decena de provincias.

Equipo operativo infiltrándose desde un Chinook

Rapel desde la torre de entrenamiento

Balsa almacenamiento agua

Un momento del ejercicio

Balsa almacenamiento agua

Una vista de la torre de entrenamiento

Balsa almacenamiento agua

Equipo operativo en acción

Balsa almacenamiento agua

Arresto de un terrorista con apoyo unidad canina

El motivo de una presencia tan importante de personal externo al MOE es que el adiestramiento en los procedimientos de integración entre los equipos operativos y sus Fuerzas de Apoyo se ha considerado una de las prioridades del “Empecinado” 2016. De hecho, se ha creado una estructura específica encargada de acoger a todos los componentes de las unidades convencionales, sobre la base del Grupo de Cuartel General del MOE.

Unos de los que más experiencia tienen en Operaciones Especiales son las tripulaciones de los helicópteros, ya que tienen capacidad para constituir Unidades Tácticas de Operaciones Especiales de Ala Rotatoria, con las que se coordinan infiltraciones y extracciones.

En esta ocasión, las Fuerzas Aeromóviles han estado presentes con helicópteros Cougar, Chinook, Tigre y Caimán, que han servido a los “boinas verdes” para practicar técnicas como el descenso en cuerda (fast rope) o la extracción rápida de personal (SPIE-rig) en muchas de las variadas misiones que se han desarrollado en los 10 días que han durado las maniobras  —del 11 al 21 de noviembre—. «Ha sido un ejercicio muy completo en el que hemos tocado casi la totalidad de cometidos que se le pueden asignar a los equipos del MOE», subraya el comandante. Salvo las misiones de asesoramiento militar, que no se practicaron, las de acción directa y reconocimiento especial se plasmaron en operaciones llevadas a cabo como el rescate de cuatro agentes del Centro Nacional de Inteligencia, que habían sido secuestrados, o la captura de líderes terroristas.

Operación 'Lucentum'

El colofón a estas maniobras ha sido la operación “Lucentum”, que ha contado con un testigo de excepción: Su Majestad el Rey. El objetivo era localizar y capturar a los jefes de una célula terrorista, con capacidad para actuar con Artefactos Explosivos Improvisados (IED) en el este de la Península, y desarticular su estructura.

La operación se desarrolló en tres escenarios distintos de Alicante: el campo de maniobras y tiro “Agost”, el acuartelamiento “Alférez Rojas Navarrete” y el puerto de la ciudad.

En una situación real, las acciones de los tres escenarios tendrían que haber sido simultáneas, una de las mayores dificultades que entraña la planificación y ejecución de las operaciones especiales, donde el factor sorpresa es una de las claves del éxito. «Todo tiene que estar medido al milímetro», destaca el capitán Mancera, de Planes. Sin embargo, para que Felipe VI pudiera presenciar todas las intervenciones, estas se ejecutaron de forma sucesiva.

  Equipo operativo infiltrándose desde un Chinook

Su Majestad saluda a participantes en el ejercicio

A continuación, el Monarca se trasladó en helicóptero hasta el puerto de Alicante, para presenciar el asalto a un remolcador que portaba armas sucias (de agentes biológicos, nucleares o químicos). Por último, regresó a Rabasa —pilotando, por primera vez, un helicóptero NH-90— para ser testigo de otras dos operaciones en la torre de adiestramiento: la detención de un fabricante de IED y el rescate de una confidente.

Para la captura, la inserción se realizó mediante un salto paracaidista a gran altitud, con apertura a baja altitud, del equipo de manualistas del MOE. En esta acción tomó parte uno de los perros de intervención que el Centro Cinológico de la Defensa ha aportado al “Empecinado”; además, acudieron al ejercicio otros tres de explosivos y uno de búsqueda de personas. La presencia de perros en las operaciones especiales tiene cada vez una «mayor demanda», asegura el subteniente Ballesteros. Este ejercicio ha permitido practicar procedimientos de integración como la infiltración del animal mediante un salto en tándem con la Compañía de Reconocimiento Avanzado de la Brigada Paracaidista, o saltos al agua para que el perro colabore en misiones de reconocimiento de una playa.

Balsa almacenamiento agua

Asalto a una embarcación

Un equipo de la Unidad de Operaciones Especiales, formada por cuadros de mando seleccionados para llevar a cabo las misiones más delicadas, fue el responsable del rescate de la confidente. «Teníamos que intervenir para salvarla e intentar capturar con vida al líder terrorista que la estaba interrogando», explica el sargento 1º Gil. Con su intervención, casi “quirúrgica”, en la que el Rey estuvo presente, se dio fin a la operación.