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EL EJÉRCITO DEL AÑO 2025: LA VISIÓN DEL JEME.

miércoles 20 de enero de 2010

Número: 667

Beatriz Gonzalo/Madrid

Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), general de ejército Coll

Documento completo (pdf)

Un documento del Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), general de ejército Coll, recoge las claves que definirán la Institución en el futuro y los elementos que deben servir de referencia a sus integrantes. El horizonte se sitúa en el año 2025.

La expresión de todo cuanto el JEME se propone realizar durante los próximos años en el seno del Ejército de Tierra ha sido recogida en un texto. Éste constituye la guía para conseguir que sea una organización preparada y equipada para afrontar el futuro con garantías de éxito, e incluye las claves y las referencias que deben tener presentes los responsables de la organización.

La visión del JEME ha de ser una realidad en poco más de una década. Para ello hay que mantener el nivel alcanzado y procurar la preparación necesaria para resolver los próximos desafíos. Conseguirlo requiere de la implicación de todo el personal, por eso todos deben conocer los fines hacia los que se dirige la acción y no perder de vista una serie de referencias que van a ser permanentes dentro de ese plazo.

El Ejército de Tierra ha de seguir cumpliendo con su misión de defensa de los intereses nacionales dentro de un contexto internacional en el que están presentes amenazas como el terrorismo, el crimen organizado, la proliferación de armas de destrucción masiva y la lucha por los recursos básicos, mediante su participación en operaciones de paz y en la gestión y resolución de crisis. Las acciones más probables se darán en el ámbito de la misiones de estabilización y también serán frecuentes los escenarios de contrainsurgencia y de combate en zonas urbanas. Este contexto exigirá un Ejército versátil ante la diversidad de la amenaza de un mundo globalizado.

Los referentes

Para conseguir una organización preparada y equipada para afrontar el futuro, el JEME ha señalado una serie de referencias que no deben perderse de vista y que todos los miembros de la organización han de conocer.

La profesionalidad es uno de estos elementos. Para conseguirla se apuesta por la formación, que ha de ser lo más sólida posible y dar cabida a la continua actualización de conocimientos, y que se pone a prueba en la ejecución de las misiones que le son encomendadas y en el logro de la excelencia en el trabajo a la que cada uno aspira en su puesto de trabajo.

La evolución dinámica para introducir nuevas capacidades militares como consecuencia de la adaptación permanente al escenario estratégico y la mejora constante, que se materializa en el rediseño de los procesos organizativos para mejorar costes, eficacia, rapidez y calidad del servicio, son otros dos aspectos a tener en cuenta.

Los conflictos han de afrontarse de forma integral mediante la acción conjunta, que para ser eficaz, requiere de la práctica habitual de los cometidos asignados.

Otro de los valores esenciales en el Ejército del futuro será la igualdad de oportunidades entre todos sus componentes, con una equilibrada integración vertical y horizontal, además de los valores que son propios de la Institución y que deben ser practicados y difundidos.

Por último, y como muestra de su vinculación con las preocupaciones globales, los militares del año 2025 tendrán presente en el planeamiento y ejecución de sus acciones el respeto y el cuidado del medio ambiente.

En el documento se han recogido los aspectos clave en los que perseverar y se han identificado las mejoras necesarias para actuar adecuadamente en conflictos de naturaleza dispar. Éstos se agrupan en cinco puntos: el factor humano, el mando, la organización, el armamento y el material, y la logística.

ASPECTOS CLAVE

EL FACTOR HUMANO

El factor humano, encarnado en el combatiente, es el activo de más valor dentro del Ejército, y esto no cambiará en el futuro. De hecho, el soldado continuará llevando el peso principal del combate, por ser muy alta su capacidad para adaptarse a cualquier escenario y como ahora, seguirá desempeñando un papel fundamental dentro de la Institución.

Es el elemento más complejo y más resolutivo, y la base de cualquier organización operativa. A pesar de los avances tecnológicos, ningún nuevo sistema de armas puede sustituir su papel completamente. Por ello, el esfuerzo se volcará en mejorar tanto su nivel de instrucción como de conocimientos tácticos y técnicos.

Formación integral

Sólo una formación rigurosa y extrema garantiza la ejecución en cualquier escenario y su adaptación a los distintos aspectos del conflicto. El soldado debe estar física, técnica y moralmente preparado para desarrollar su trabajo en las circunstancias más duras y exigentes. Por eso será instruido en los principios de austeridad y economía de medios, que facilitarán su actuación en entornos desolados y destruidos. El combatiente ha de ser polivalente y capaz de emplear el material disponible en el escenario asignado. Tiene que estar preparado para afrontar las misiones para las que sea demandado.

El conocimiento del entorno cultural que le rodea se considera también una parte fundamental de esa preparación, especialmente necesaria en el escenario de las operaciones en el exterior. Por ese motivo, al soldado se le proporcionará el necesario conocimiento de la realidad social en cuyo seno va a cumplir una serie de cometidos que le han sido encomendados.

Junto a la formación, hay que centrar el esfuerzo en lograr su motivación, en su evaluación y en retener a los mejores para que formen parte del Ejército del año 2025.

EL MANDO

Los cuadros de mando deben ejercer un liderazgo ejemplar basado en la iniciativa, la creatividad y el análisis de situaciones complejas, y ser un referente constante en el ejercicio de las virtudes militares.

Para eso se requiere de una constante actualización de sus conocimientos y habilidades y de una formación técnica integral que le aporte una visión de conjunto. El papel de líder del suboficial tiene que reforzarse, puesto que él es el responsable de la ejecución de la instrucción individual del soldado y su función es sacar lo mejor de cada uno de sus soldados.

El camino de la excelencia

Su trabajo debe encaminarse a la excelencia, de tal manera que exista un compromiso con la calidad de los procesos que cada uno desarrolle en su puesto de trabajo. Hay que hacer especial énfasis en el refuerzo de las virtudes militares y en el ejercicio del liderazgo basado en el ejemplo.

La importancia de los idiomas

La participación española en organizaciones internacionales y en misiones en el exterior hace que el conocimiento de otros idiomas cobre especial relevancia. De ahí que los militares españoles del futuro deban dominar el inglés y practicarlo habitualmente incluso al nivel de las unidades elementales, siendo necesario para determinadas especialidades el aprendizaje además de otro idioma.

LA ORGANIZACIÓN

La doctrina, que es la recopilación del pensamiento militar y que está en consonacia intelectual con la de los países aliados, es el motor de la transformación y del cambio en el Ejército de Tierra, la fuente de la enseñanza, de la orgánica y del planeamiento militar. Debe servir de orientación para las operaciones en las que las unidades se verán implicadas más habitualmente, que tendrán carácter expedicionario y se encaminarán hacia la acción conjunta. Por este motivo habrá que procurar que el adiestramiento de las grandes unidades sea frecuente y permita la unificación de procedimientos.

En este escenario, la obtención de resultados dependerá fundamentalmente de las acciones terrestres. De ahí que el Ejército de Tierra deba mantener una representación muy significativa en los órganos conjuntos y esté dotado de capacidad para liderar las operaciones de combate y estabilización, con independencia de la escala del conflicto.

Las fuerzas terrestres estarán basadas en Fuerzas Ligeras. En las Fuerzas Medias predominarán los medios blindados sobre ruedas, mientras que en las Pesadas lo harán los medios blindados sobre cadenas.

La Brigada

Lo orgánico se constituye como base fundamental de lo operativo, y en el teatro de operaciones, la Brigada se constituye como el módulo básico para el despliegue. Su estructura será permanente, lo más homogénea, polivalente y versátil que sea posible para permitir la integración de todos los miembros de la unidad y potenciar su adiestramiento como equipo. En este sentido, la intención del JEME es seguir impulsando el desarrollo de programas conjuntos.

Esta estabilidad también se producirá a nivel de mando, y por eso, sobre la base de los cuarteles generales de las unidades orgánicas permanentes se constituirán los cuarteles generales de las estructuras operativas, evitando la inserción de elementos que puedan originar disfunciones en los criterios establecidos. Sus capacidades serán evaluadas de forma regular mediante el planeamiento y la conducción de ejercicios y maniobras.

Sus integrantes tendrán capacidad para gestionar entornos multinacionales de carácter cívico-militar, donde la capacidad de integración resulta crítica debido a la diversidad de los procedimientos, actores, ámbitos y mentalidades.

OPTIMIZACIÓN DE RECURSOS

Los criterios de suficiencia y eficacia se aplicarán en todos los ámbitos, también en el de las misiones. Para optimizar costes se dilatarán las fases de proyección hasta los 24 meses, al menos, por cada 6 sobre el teatro.

De igual forma, no todo el personal del contingente deberá rotar al mismo tiempo ni en el mismo periodo, distinguiendo elementos críticos, puestos clave y puestos generales.

Y en cuanto a la elección de materiales y el diseño de módulos que se proyecten en Zona de Operaciones, entrarán en funcionamiento los criterios de suficiencia y autonomía.

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ARMAMENTO Y MATERIAL

Los principios a los que deben responder los equipos de los que dispongan las unidades en el futuro han sido señalados por el JEME y son: garantizar la interoperabilidad de la Fuerza, su protección, la potencia y la movilidad que se requiera en cada caso. Hay que procurar que en cada escenario se disponga del sistema de armas más adecuado en función de la naturaleza de la misión a desempeñar, y teniendo en cuenta la necesidad de optimizar la relación entre protección y eficacia.

El elemento fundamental hacia el que se orienta la adquisición de vehículos, armamento y demás materiales es el de incrementar la seguridad de los contingentes desplegados en el exterior, que desarrollan su misión en entornos urbanos, y los sistemas de armas y la tecnología se orientarán hacia esa forma de combate. Del mismo modo, los vehículos tácticos y logísticos que se incorporen a las unidades aumentarán su nivel de protección frente a eventuales ataques.

La mejora en los sistemas de telecomunicaciones son otra forma de incrementar la seguridad. Con su integración en los niveles estratégico, operacional y táctico se podrán ejercer en tiempo real las funciones de mando y control e información en la conducción de operaciones, incluyendo a todos los elementos que intervienen en la acción.

Sumando materiales

En el Ejército de 2025 se dispondrá de más medios de detección, descontaminación y desactivación de amenazas de tipo Nuclear, Bacteriológico, Químico y Radiológico (NBQR), tanto a nivel individual como colectivo.

Asimismo, los conceptos de inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos y reconocimiento se aplicarán mediante la incorporación de los materiales necesarios, a los niveles de brigada y batallón. Por otro lado, en las pequeñas unidades se sumarán armas colectivas medias tales como elementos de visión nocturna y de adquisición de objetivos.

El empleo de armas guiadas, cuya precisión permite causar daño al enemigo de forma modulada, evitando bajas civiles y minimizando la destrucción a la vez que evita la exposición al peligro de las tropas propias, se convierte en fundamental.

Equilibrio de especialidades

Las labores encomendadas a las tropas destinadas en el exterior muchas veces se centran en la reconstrucción de infraestructuras y en el apoyo al despliegue de las unidades. Esto, junto al predominio de los escenarios urbanos, hace necesario lograr un equilibrio entre las especialidades de ingenieros y de zapadores.

Por su parte, las unidades de apoyo al combate deberán incrementar su instrucción y adiestramiento específico de unidades ligeras para obtener la necesaria polivalencia que requieren las operaciones actuales.

LOGÍSTICA

Conjunta e integrada. Así será la logística del Ejército del futuro. Será orgánica y se proyectará con las unidades formando un todo. A través de estructuras funcionales han de satisfacerse todas las necesidades de sostenimiento de los efectivos, tanto en teatro de operaciones como en territorio nacional. En cambio se reducirá la logística de las pequeñas unidades para que dejen la mínima huella sobre el terreno. El principio que se aplicará en el diseño de las unidades logísticas será el de modularidad, con el fin de articular adecuadamente los apoyos que se requieran.

La externalización

Las capacidades no críticas serán externalizadas, puesto que ello facilita la especialización de los militares en los procesos que les son propios, liberando personal y recursos de aquellas tareas que puedan realizarse de forma eficiente fuera de la estructura militar. Los servicios que no se consideren esenciales para el combate, para su apoyo directo o para el mando y control, se podrán obtener de fuentes externas apoyadas en el tejido empresarial de la zona donde se encuentren desplegados los efectivos, aunque manteniendo siempre la imprescindible autonomía funcional para poder actuar en cualquier situación que se presente.

Por eso, a corto y medio plazo, se decidirá la dimensión de esta cesión de capacidades y se valorarán las consecuencias de esta decisión, y en cualquier caso, se conocerán y controlarán los procesos críticos externalizados para optimizar su resultado.