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EL CASTILLO EN LA ACTUALIDAD
En su planta el Castillo tiene la forma de un pentágono irregular, aunque para esta descripción podamos considerarlo dividido en cuatro frentes: mirando el N.E. hacia la ciudad antigua, el N.O. hacia la Plaza de España, el S.O. hacia el Prat de Llobregat y el S.E. al mar. Podemos apreciar tres recintos perfectamente diferenciados en esta fortaleza: dos interiores y uno exterior, de los dos interiores el primero resulta más elevado que el segundo, que se encuentra en nivel inferior. El tercero o exterior se halla definido por la proyección de las crestas y de la contraescarpa y glacis.
Constituyen y delimitan el primer recinto los baluartes de San Carlos (2) y Santa Amalia (3), junto con el hornabeque (6) y las cortinas y a las que enlazan entre sí estos elementos fundamentales.
Los baluartes de Velasco (9) y de Lengua de Sierpe (12) son los elementos que constituyen el segundo recinto, que está delimitado por estas obras, la cortina que las une (que con ellos forma el frente S.O. del recinto) y los trozos de muralla que enlazan estos baluartes con el recinto primero.
Existen una luneta y una semi-luneta ante el baluarte de Lengua de Sierpe. La luneta llamada de tierra (15) que se encuentra delante de la cara derecha, y la semi-luneta llamada de mar (14), delante de la cara izquierda.
PRIMER RECINTO :
En el centro del primer recinto hay un cuerpo de edificios abovedados, con terrado, plaza de armas, escalera de acceso al terrado y, sobre el frente que da a Barcelona, una torre vigía (1-4-5) . Este cuerpo de edificios estaba destinado, en caso necesario, a servir de último refugio para la guarnición de la fortaleza, pese a no reunir las condiciones mínimas para ello.
Si el visitante se sitúa frente a la entrada del cuerpo principal del primer recinto y mirando a Barcelona, tiene a su izquierda el baluarte de Santa Amalia, cuya altura de 14 metros sobre el foso se consideraba suficiente para impedir su escalada. Podía ser artillado con veintiocho piezas entre cañones y obuses, además de con seis morteros. Antiguamente albergó un almacén de artillería y actualmente se conserva el pozo de agua que comunica con una gran cisterna. Ésta y la existente bajo la plaza de armas, totalizan unos 2.000 metros cúbicos de capacidad.
Existen en este baluarte tres medias garitas, originalmente completas e iguales a la del baluarte de San Carlos. Desde ellas se pueden contemplar los jardines del foso y el campo de tiro con arco establecido en la parte comprendida entre este baluarte y el de Velasco. Para descender al foso hay una poterna en el orejón del baluarte.
En el lado opuesto se encuentra el baluarte de San Carlos, que podía ser artillado con doce piezas, entre cañones y obuses, y cinco morteros. Hoy figuran allí dos de las piezas de la Batería de Honores . Cuenta con dos garitas, una de ellas conservada en su primitivo estado. El interior de este baluarte alojaba almacenes de artillería y cureñaje, espacio en donde se encuentran ahora las salas de exposición de la denominada ala izquierda, en la planta inferior del Museo.
El túnel de entrada del cuerpo principal del primer recinto tiene cuatro puertas en su interior, la primera a la izquierda conduce a la escalera de caracol, subida a la torre de vigía, y las restantes daban acceso al Cuerpo de guardia e Iglesia
Las salas que se proyectan hacia el exterior desde el Patio de Armas constituían pabellones de oficiales, habitaciones del Capellán, Sargento Mayor, lugares comunes, horno o panadería, cantina y botica. La tropa se alojaba en la planta inferior.
El hornabeque forma el lado opuesto al que mira a la ciudad, tiene una altura de ocho metros sobre el foso y catorce metros sobre el exterior, pudiendo artillarse con trece piezas entre cañones y obuses, además de con cinco morteros.
Antiguamente existieron en el hornabeque dos almacenes de cureñaje para artillería, con alojamiento del cuerpo de guardia. En la actualidad tiene en su ala izquierda dos piezas de la Batería de Honores, y en su ala derecha un edificio de dos plantas. Su parte central está ocupada por un amplio jardín en el que se ha habilitado un balcón desde el que se contempla el revellín.
La capilla se mantiene en el mismo lugar que se encontraba a finales del siglo pasado, y las restantes salas de la plaza de armas son hoy salas de exposición del Museo, almacenes, autoservicio, tiendas de recuerdos y taller de mantenimiento.
SEGUNDO RECINTO :
Al segundo recinto se accede por el túnel bajo el hornabeque, que nos sitúa en su foso frente al revellín, a la derecha se encuentra el foso de Santa Elena y por la parte izquierda se accede al segundo recinto constituido como se ha expuesto por los baluartes de Lengua de Sierpe y Velasco, con sus obras complementarias de unión entre sí y con el primer recinto.
El baluarte de Lengua de Sierpe tiene tres metros de altura sobre el foso, contando en el extremo exterior de su cara izquierda con un entrante que se une con un lienzo de muralla que viene desde el baluarte de San Carlos, constituyendo el frente S.E. de la fortaleza. En este ángulo existe una poterna para comunicación con el foso, y entre este ángulo y el hornabeque tiene la muralla un diente de sierra, para su flanqueo, con dos troneras.
Se podía artillar este baluarte con catorce piezas y algunos morteros, existiendo antiguamente en el mismo un polvorín, lavadero, cuerpo de guardia, almacenes de artillería e ingenieros, y una cuadra para caballos. Posteriormente alojó el personal de Artillería a cargo de la Batería de Honores, y actualmente aloja una unidad de transmisiones.
El baluarte de Velasco tiene la misma altura sobre el fondo del foso que el de la Lengua de Sierpe, contando su cara izquierda con una galería acasamatada, a poca altura del foso y para defensa de éste, a la que se accede por una poterna. Podía artillarse con veintidós piezas entre cañones y obuses, así como con buen número de morteros. En la cortina que une estos dos baluartes se podían situar siete piezas en troneras, alguna más en barbeta y varios morteros. A retaguardia de esta cortina existía una alberca, actualmente rellenada, con una cabida aproximada de 5.570 metros cúbicos que desaguaba a través de la muralla del lado mar.
Frente al baluarte de la Lengua de Sierpe se encuentra la luneta de tierra, obra artillada con ocho piezas según el número de cañoneras con que cuenta. Su interior podía alojar ochenta hombres, un cuerpo de guardia y un almacén de repuesto para artillería. La semi-luneta de mar cuenta con cinco cañoneras y su interior podía alojar sesenta hombres, un cuerpo de guardia y almacenes de repuesto.
FOSO
El foso circunda los frentes S.O. y N.E.. El trazado parte del extremo de la cara derecha de la semi-luneta de mar hacia la gola de la luneta de tierra, se adapta a partir del flanco izquierdo de ésta, buscando el paralelismo con sus caras. Frente a la cortina de unión de los baluartes de Velasco y Lengua de Sierpe hace una inflexión para adaptarse a las caras de los baluartes de Velasco. Hace una última inflexión en el puente de entrada y acaba paralelo a la cara izquierda del baluarte de San Carlos.
El foso se caracteriza por su anchura, en general excesiva, y por no tener defensas bajas. Actualmente es un jardín y campo de tiro con arco.
TERCER RECINTO
El recinto exterior esta constituido prácticamente por el espacio comprendido entre la contra-escarpa, cuya relación con los dos recintos interiores ya se ha definido, y la magistral del glacis. Este tercer recinto se comunica con el foso por cuatro escaleras dobles y dos sencillas, que se encuentran próximas a las plazas de armas de este camino cubierto.
En el frente N.E. está formado un hornabeque para defender la puerta de entrada al Castillo, que se encuentra en medio de la cortina que enlaza los baluartes de San Carlos y Santa Amalia. Para alcanzar la puerta de este hornabeque, atraviesa el foso un puente estable de cuatro arcos acabado en puente levadizo. En el vestíbulo hay dos puertas a derecha e izquierda respectivamente, la situada a la derecha comunicaba con un cuerpo de guardia y dormitorio para ochenta hombres, con acceso a la cisterna del baluarte de Santa Amalia, y la de la izquierda daba acceso a un dormitorio para cien hombres. A continuación de estos locales siguen dos rampas, abovedadas en principio, que conducen a los baluartes de Santa Amalia y San Carlos.
