Ejército de Tierra

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La llave "a la moda", "a la moda de Madrid" para ser mas exactos, constituye una llave mixta ya que reúne detalles de las llaves "a la francesa" y de las llaves "de miquelete" o "a la española". Como en las primeras, el muelle real se sitúa al reverso de la platina, y como en las segundas, los registros de "seguro" y "disparo" aparecen en anverso, permitiendo comprobar visualmente la exacta posición del pie de gato en uno u otro.

Este tipo de llave se dice introducido por los arcabuceros de la denominada "escuela de Madrid", que reunía a los mas afamados artífices de la arcabucería española, como proveedores del rey y personalidades de una corte en que, tras recaer la Corona en la persona de Felipe V, dominaba la preferencia por las modas francesas.

La manufactura de llaves "a la moda" también ocupó a los armeros catalanes, que la aplicaron en la construcción de armamentos comerciales, principalmente escopetas de caza y pistolas de arzón. El 26 de abril de 1761, en pragmatica sanción otorgada desde Aranjuez, Carlos III dictaba como " por efecto de mi Real confianza en la Nobleza, de que no abusara de ella en perjuicio de la causa pública, permito solamente a todos los caballeros, nobles hijos-dalgo de estos mis Reinos y Señoríos en que son comprendidos los de Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca, el uso de la pistola de arzón cuando vayan montados en caballo, ya sea de paseo o de camino, pero no en mulas ni machos, ni en otro carruaje alguno, y en el traje decente interior, aun que sobre él lleven capa, capigot o redingot con sobrero de picos, pero quedando en su fuerza la prohibición y sus penas para el uso de pistolas de cinta, charpa y faldriquera, y para el trajere las de arzón sin las expresadas circunstancias, aunque sea noble ".

En contra a lo expresado por el marqués de la Mina en sus "Memorias Militares", acerca de que durante el tiempo que ejerció como Capitan General de Principado (1742-1767) a nadie concedió licencia para uso de pistolas, " ni al primer caballero catalan ", parece que, a partir de 1761, la Nobleza catalana hubo de suponer, para los armeros del país, lo que cabe definir como una "ampliación del mercado".

 

Textos y fotografias de Juan L. Calvó