Futuros periodistas 'empotrados'

Futuros periodistas empotrados

Futuros periodistas empotrados

Futuros periodistas empotrados

Muchos de  ellos  comparten un  mismo sueño: convertirse  en corresponsales de guerra. Por eso no es extraño que  coincidiesen en unas jornadas sobre este  tema que se organizaban en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Allí se enteraron de que  quizá surgiese la posibilidad de compartir unas maniobras con una unidad militar y, sin tener más datos, se apuntaron en  una lista.  La sorpresa se la llevaron 16 de ellos  cuando les dijeron que  habían sido  seleccionados para ir a un ejercicio de la Brigada Paracaidista, del 24 al 28 de abril.  En el grupo había desde alumnos de primero hasta otros de  máster, con  la carrera terminada, deseando vivir la experiencia de un periodista “empotrado” (por  tal se entiende el profesional de la información que se integra en  las actividades de una unidad durante un tiempo, como si fuera  parte de ella). ¡Y lo consiguieron!

Fue durante la operación de toma de un puerto de mar por  parte del GTAD. Los jóvenes fueron distribuidos por binomios en  los pelotones, a los que  acompañaron durante el desarrollo del tema táctico. Eso supuso para algunos pasar la noche en vela y al raso; sin embargo, lejos de quejarse por  ello, se mostraron encantados de haber podido vivir esta experiencia.
 Además  de  haber visto  “la guerra” de  cerca, tuvieron la oportunidad de realizar un  vuelo  en el helicóptero de transporte Chinook —en el que fueron trasladados desde la base  de  Colmenar hasta el campo de  maniobras—  y en el helicóptero de maniobra Cougar; incluso pudieron probar un vuelo táctico, presenciar ejercicios de tiro con fuego real o incrementar sus conocimientos sobre armamento y material.

Junto a la convivencia con los militares, han podido realizar entrevistas y fotografías, así como elaborar noticias con  las experiencias acumuladas durante el día,  lo que les  ha  servido también para hacer prácticas y sentirse como corresponsales de guerra de verdad, aunque solo haya sido por unas horas.
 Todo  lo vivido  estos  cuatro días  les ha dejado buen sabor  de boca, tanto en el aspecto profesional, porque han aprendido cosas  que pueden resultarles útiles  en su labor como informadores el día de mañana, como en lo personal, porque para muchos ha sido una forma de descubrir a los militares y conocerles mejor. «Se han desvivido por nosotros y se han mostrado muy  dispuestos en todo momento», resaltaba una de las alumnas.