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Ejército de Tierra

Escudo de Armas del IHCM

INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR

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Museo Histórico Militar de Valencia

Indice del Museo:
 

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Regimiento de infantería Vizcaya 51, c.a. 1900. Autor E. Zapata.
Colección Díaz-Prósper

El plan de campaña del nuevo Capitán General de Cuba consistía en dividir el teatro de la guerra, que abarcaba toda la isla, en tres teatros de operaciones mediante dos trochas, la de Júcaro-Morón y la de Mariel-Majana. La trocha era una zona despejada de vegetación, que como si de un camino se tratase cruzaba la isla por su parte más corta, por él patrullaban unidades españolas.

En ella, a distancia regular había torres de observación, reflectores, fosos, fortines y trincheras.

A continuación y empezando por la parte occidental, batir sucesivamente las partidas insurrectas en cada uno de estos teatros. Para realizar estas operaciones era necesario una urgente reorganización de las fuerzas. Se debía aumentar el número de hombres del ejército de operaciones, reduciendo los destacamentos que se encontraban dispersos para proteger las propiedades y sustituirlos por voluntarios. Las columnas debían constituirse por unidades completas al mando de sus jefes naturales y aumentar su movilidad y autonomía, además debían actuar coordinadamente. Todos los hombres de las columnas irían armados con fusiles Mauser.

Antes de que se pudiera cerrar la trocha Mariel-Majana, el 15 de febrero, Maceo pasó a la provincia de La Habana para encontrarse con Máximo Gómez. La iniciativa pasaba al bando español, y la atención se concentraba en Maceo que tenía bajo sus órdenes a unos seis mil hombres. En su constante movimiento para eludir el combate cuando no le interesaba, el 12 de marzo, pasó a Pinar del Río huyendo de la columna del general Linares y el 15 se encontró con la del coronel Hernández de Velasco.

A partir de este momento, Weyler ordenó completar la trocha Mariel-Majana concentrando en ella un fuerte contingente de tropas al mando del general Arolas, a fin de impedir que nadie atravesase la línea en uno u otro sentido, quedando Maceo aislado del resto de las fuerzas insurrectas. El general Linares, con tres columnas bajo sus órdenes, tenía la misión de perseguir a Maceo. El 30 de abril, en acción combinada, seis columnas avanzan sobre Cacarajícara, reducto de Maceo, que tras reñido combate, fue tomado, pero el jefe mambí logró escapar. En las lomas de Lajas, el general Suarez Valdés combatió con dureza durante cinco horas contra el escurridizo Maceo.

Mientras tanto, Máximo Gómez intentaba pasar la trocha para ayudar a su lugarteniente y procuraba concentrar fuerzas suficientes para lograrlo; pero aunque con menos intensidad, él también estaba constantemente acosado.

Los grupos rebeldes eran perseguidos hasta el agotamiento en Pinar del Río, La Habana y Matanzas, esto hizo que muchos insurrectos se entregasen. Las lluvias, a partir de junio, alcanzan gran intensidad y las operaciones militares disminuyen por las dificultades que se encuentran las columnas en sus marchas, debido al encharcamiento de los caminos y el desbordamiento de los ríos. Pero en Pinar del Río se mantiene la tensión. En octubre se terminan los trabajos en la trocha Mariel-Majana, quedando esta guarnecida por 12.000 hombres y 26 piezas de artillería. Weyler publica un bando ordenando la reconcentración de la población en la provincia de Pinar del Río, para impedir la ayuda de los campesinos a las partidas.

En la provincia de Oriente había asumido el mando del ejército mambí Calixto García, que consiguió establecer contacto con Máximo Gómez. Ambos empezaron a mover sus tropas provocando multitud de combates de poca importancia en un intento de distraer la atención que las fuerzas españolas tenían puesta sobre sus dos objetivos prioritarios, la trocha Júcaro-Morón y Maceo.

El 9 de noviembre, el general Weyler con 35 batallones y 6 baterías marcha a Mariel para dirigir una operación encaminada a batir la partida de Maceo, el cual ante la constante persecución a la que es sometido se ve obligado a abandonar Pinar del Río. En la noche del 4 al 5 de diciembre eludió la trocha por el mar y el día 7 en Punta Brava le sorprendió la columna del comandante Cirujeda. En el breve combate que se produjo Maceo cayó de su caballo herido de muerte, al ser levantado, otro disparo acabó con su vida. Weyler ya podía olvidarse de Maceo y concentrar su interés en Máximo Gómez, que intentaba por todos los medios activar la guerra en las provincias centrales. El 26 de diciembre consiguió atravesar la trocha Júcaro-Morón. A finales de enero de 1897 acampaba en Los Remedios con unos 3.000 hombres y esperaba la llegada de Calixto García con otro número igual.

Desde Santa Clara se iniciaron las operaciones encaminadas a conseguir la rendición de Gómez y la pacificación total en el segundo teatro de operaciones. Antes de finalizar mayo, las fuerzas del general en jefe del ejército libertador se encontraban diseminadas y maltrechas, con escasa capacidad para combatir. El Capitán General comunicaba, el 26 de mayo, al ministro de la Guerra, que desde occidente hasta la trocha Júcaro-Morón, la isla se encontraba pacificada. Una vez pasada la época de las lluvias, se produciría el ataque al oriente.

Las críticas, sin embargo, arreciaban sobre Weyler. Desde el extranjero, principalmente desde Estados Unidos y tristemente desde España, a causa de su política de reconcentración y de hacer la guerra con la guerra. Weyler se daba cuenta de que era muy posible la intervención de los norteamericanos en el conflicto. En junio, en telegrama al presidente del gobierno, entre otras cosas, señala: "Estoy convencido de que mientras más próxima esté la terminación de la guerra por las armas, más dificultades han de poner los Estados Unidos para evitarlo".

La campaña de prensa contra Weyler fue muy dura, siendo culpable de atrocidades de todo tipo, como si la brutalidad de la guerra fuese obra de un solo hombre, o de un solo bando, como si la guerra y sus horrores fuesen invento de aquel general español. Incluso antes de tomar Weyler el mando de la Capitanía General de Cuba, fue atacado despiadadamente desde las páginas del Mercantil Valenciano.

El hecho de que en Estados Unidos se realizase una campaña de prensa amarilla contra el general, es comprensible, pues existían grupos de presión partidarios de la anexión de Cuba y el descrédito de dicho general les beneficiaba. Lo que resulta más difícil de entender es el afán que puso la prensa española en su destitución.

En Cuba, sin embargo, se preparaba meticulosamente la campaña de invierno, con la que se esperaba batir a los rebeldes en Oriente.

Un desgraciado suceso iba a dar un giro inesperado a la situación, el 8 de agosto de 1897 Cánovas era asesinado, por esta causa, María Cristina encargó al general Azcárraga la formación de un gabinete de transición.

Calixto García necesitaba levantar el ánimo de la ya lánguida insurrección, para lo cual, reunió una columna de 5000 hombres y se plantó el 14 de agosto ante Las Tunas, pequeño pueblo de unos 3000 habitantes, defendido por una guarnición de 300 hombres.

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Regimiento de infantería San Fernando, Valencia, c.a. 1881.Autor J. David. Colección Díaz-Prósper

Al cabo de una semana de asedio, sus defensores se rindieron, siendo asesinados a machetazos, el pueblo saqueado, sus habitantes maltratados y tras incendiar lo poco que quedaba en pie, Calixto García abandonó Las Tunas. Este hecho fue utilizado por la propaganda como una gran victoria y como prueba de que los españoles aún estaban lejos de pacificar Cuba.


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