Los americanos pretendían tomar El Caney en dos horas con la división de Lawton , mientras que las divisiones de Kent y Wheeler desplegaban ante las Lomas de San Juan. Una vez tomado El Caney, Lawton se incorporaría al flanco derecho para efectuar el asalto a San Juan con el Quinto Cuerpo al completo.
A primera hora de la mañana, la división de Lawton avanzaba desplegada hacia El Caney. Pensando que el pánico iba a hacer huir a los españoles, pronto descubrieron que estos no eran muy propensos a las carreras, y que estaban dispuestos a poner toda la tenacidad del mundo en la defensa de su posición. Allí, no sólo se encontraba el valiente Vara de Rey, le acompañaban un puñado de guerrilleros soldados de nuestra Infantería, que dieron ejemplo de bravura y coraje.
Las primeras oleadas de asaltantes fueron detenidas por las descargas cerradas y rasantes que los defensores realizaron con sus mausers. La artillería americana dirige su fuego contra El Viso, pequeño fortín de piedra, punto clave de la defensa. A las nueve horas Lawton detiene el ataque, ante las dificultades que sus hombres encuentran para ganar un palmo de terreno y solicita se incorpore la brigada de reserva; sumando de esta forma más de 6.000 los hombres bajo su mando.
Al mediodía El Caney resistía. El imponente despliegue americano no había impresionado a sus defensores. La artillería se situó a un kilómetro de El Viso y sus fuegos empezaron a hacer mella en el fortín. Lawton recibe orden de abandonar el ataque para incorporarse al asalto de san Juan pero desobedece y continúa su lucha particular. Ahora la artillería barría eficazmente las trincheras españolas y ordena un nuevo asalto contra El Viso, que fue tomado a las cinco de la tarde. Desde allí se podía batir el pueblo y sus defensas, de forma que la resistencia era ya de todo punto imposible.
Herido el general Vara de Rey, entrega el mando al teniente coronel Puñet, que organiza la retirada. En ésta, fue alcanzado por u n disparo, allí quedó su cuerpo sobre el campo de batalla. Cuando fue encontrado por las tropas norteamericanas, le rindieron honores militares. Ya de noche, el teniente coronel Puñet llegó a Santiago con unos 60 hombres. Dos horas había calculado el soberbio Lawton que bastarían para tomar con sus 6.000 hombres una posición defendida por 527 españoles. Se equivocó, necesitó 12. El consiguió El Caney, los españoles la Gloria.
El capitán Wester, agregado militar de la Legación de Suecia y Noruega en Washington, testigo presencial de los hechos, escribió un relato de los mismos al final de la cual se puede leer:
"¡Después de esto, ni una palabra más se escuchaba en el campo americano sobre la cuestión de la inferioridad de la raza española!
Y esta lucha de El Caney ¿no aparecerá siempre ante todo el mundo como uno de los ejemplos más hermosos del valor humano y de la abnegación militar?
¿Quién haya tomado parte en ella no es digno de una honorífica recompensa?
¡Contemplad ese pueblo! Las casa están arruinadas por las granadas, las calles cubiertas de muertos y heridos. El general Vara de Rey está allá, muerto; sus ayudantes al laso suyo, muertos; en derredor multitud de oficiales y solados.
Todos han llenado su deber, desde el primero hasta el último.
¡Dichoso el país que es tan querido de sus hijos!
¡Dichosos los héroes que han sucumbido en un combate tan glorioso!
¡Con su sangre han escrito en la historia el nombre de El Caney, como uno de los más brillantes episodios guerreros, y con letras de oro deben inscribirse también en las banderas de las tropas que allí combatieron!".
EJÉRCITO ESPAÑOL CUBA 1898 |
Unidades |
Oficiales |
Tropa |
Total |
Infantería |
4.773 |
130.146 |
134.919 |
Caballería |
484 |
7.268 |
7.752 |
Artillería |
225 |
5.083 |
5.308 |
Ingenieros |
155 |
4.750 |
4.905 |
Varios cuerpos |
1.233 |
8.088 |
9.321 |
Guerrillas |
1.272 |
29.309 |
30.581 |
Total |
8.142 |
184.644 |
192.786 |
Voluntarios |
4.595 |
82.033 |
86.628 |
Total general |
12.737 |
266.677 |
279.414 |
Mientras se combatía en El Caney, las divisiones de Kent y Wheeler iniciaron su marcha para ocupar las posiciones de asalto. Avanzaron por el estrecho camino que conducía a Santiago. La división de Wheeler comenzó a vadear el río Aguadores y a desplegar en el flanco derecho, pero el vado se convirtió en un embudo y las tropas norteamericanas se fueron acumulando en el mismo produciéndose gran confusión.
Para intentar comprender lo que estaba ocurriendo, el mando americano ordenó izar un globo cautivo, de discreto color amarillo. Los españoles abrieron fuego contra el mismo y pronto comprendieron que el globo les indicaba la posición de las tropas enemigas, por lo tanto dirigieron sus descargas de fusil sobre la manigua. Nuestra sección de artillería con sus dos Krupp de 7,5 cm., tras derribar el globo, concentró su fuego sobre las tropas enemigas próximas al vado. Fueron los mambises los que adelantaron sus posiciones y vadearon el río estableciendo una línea de fuego a trescientos metros de las primeras posiciones españolas. Gracias a ellos, las dos divisiones americanas pudieron completar su despliegue.
Las fuerzas de Wheeler tomaron al asalto la loma de la Caldera que se encuentra frente a las de san Juan. El mismo se llevó a cabo bajo la protección del fuego artillero y de las ametralladoras Gatling. Los cañones españoles se quedaron sin munición, y aunque lentamente, aquella tropa abigarrada ascendía las colinas de forma imparable. Los defensores iniciaron una retirada ordenada, que fue protegida por los artilleros al mando de su capitán De Antonio; murieron todos.
Los americanos alcanzaron las cimas de San Juan. Todavía los españoles tuvieron fuerzas para lanzar un desesperado contraataque a cargo de nuestra infantería de marina, mandada por el capitán de navío Bustamante, pero fue rechazado.
El general Linares, herido en el combate, entregó el mando al general Toral. Al anochecer los españoles se encontraban parapetados en la última línea defensiva exterior.
Shafter ordenó la construcción de largas trincheras alrededor de Santiago.
El día 2 llega la columna del coronel Escario compuesta por 3000 hombres. Los mambises se apoderan de Cuabitas de cuya presa se abastecía de agua la ciudad. Sahfter pide la rendición y el general Toral contesta que no. El mismo día 2 el almirante Cervera recibe del general Blanco, General en Jefe, el siguiente telegrama: "En vista estado apurado y grave de esa plaza que me participa el general Toral, embarque V.E. con la mayor premura tropas desembarcadas de la escuadra y salga con ésta inmediatamente."
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